!Nas!
Hoy quiero hablaros de un curioso libro que cayó en mis manos las navidades pasadas llamado " Las aventuras del buen soldado Svejk", de de Jaroslav Hasek. Me acordé de lo genial que fue su lectura al releer un archivo en el que anoto citas (y parece ser que también de fragmentos de texto, ya que he copiado también auténticas parrafadas) con el fin de trascribirlas para el famoso script de frases aleatorias (Aplausos varios y fanfarria).
Trata de un soldado llamado Svejk que uno no sabe muy bien si es muy tonto o muy listo, pero que, desde luego, es de lo mejorcito que he leído últimamente y unas de las cumbres de la literatura checa; el desprecio de Jaroslav Hasek a la guerra, a la religión y a las naciones en una época tan temprana de la historia europea me hace pensar que no estamos solos…
…no estamos solos…
Para más información sobre el libro, aquí, según la todopoderosa e infalible Wikipedia
Y ahora unas citas del libro que, desgraciadamente y por su longitud, no he podido incluir en el script de frases aleatorias…
…después le agarraron por las axilas y lo acompañaron al baño donde le pidieron que hiciera las grandes y pequeñas necesidades. También de aquel momento lleno de belleza Svejk habla con ternura.
Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
¡Piensa que Austria depende de las lavativas y la victoria será nuestra!
Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
…una señora alta con cara llorosa se sentó en la cama de Svejk y se puso a arreglarle la almohada de paja bajo la espalda, con la absoluta seguridad de que esto era lo que había que hacer con los héroes enfermos.
Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
Desde otro cuadro, un mártir con cara extraviada seguía a Svejk; unos cuantos soldados romanos le serraban las nalgas. El rostro del mártir no expresaba ni el dolor de la tortura ni la extática beatitud de los mártires, si no sólo el desconcierto de alguien que no sabe qué le están haciendo ni por qué.
Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
Los preparativos para las matanzas de gente siempre se han llevado a cabo en nombre de Dios o de otro hipotético ser supremo que la humanidad haya engendrado en su imaginación.
Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
Cuando lo declaren apto para ir a la guerra y se vaya al campo de batalla- observó Svejk otra vez-, entonces el señor capellán y yo celebraremos una misa para que, por la gracia de Dios, la primera granada lo deje hecho polvo.
Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
…una de ellas, la mujer del dueño de un café, que había pasado dos semanas enteras en casa de Lukas esperando que su marido la fuera a buscar, le bordo un mantel para la mesa, puso sus iniciales en la ropa interior y quizás habría acabado bordando un tapiz sin su marido no hubiera estropeado el idilio.
Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
El glorioso altar militar procedía de la empresa judía Moritz Mahler, de Viena, que fabricaba toda clase de objetos para la misa y otros artículos religiosos como rosarios y estampitas.
El altar se componía de tres partes bellamente adornadas con falsos dorados, igual que toda la pompa de la santa Iglesia.
Sin una buena dosis de imaginación era imposible averiguar qué representaban las imágenes pintadas sobre las tres partes. Al fin y al cabo, aquel altar lo habrían podido utilizar tanto los paganos de Zambezi como los capitostes de las tribus de los buriatos y los mongoles.
Por sus colores chillones, de lejos parecía una mesa para examinar a los daltonianos del ferrocarril.
Sólo resaltaba una figura: un hombre con una aureola y el cuerpo verdoso como el culo apestoso de un pato en descomposición. A aquel santo nadie lo molestaba, todo lo contrario: a ambos lados lo flanqueaban dos seres alados que debían de representar a los ángeles. Pero el espectador tenía la impresión de que el santo desnudo gritaba, horrorizado, por tener una compañía como aquélla. De hecho, los ángeles mostraban un aspecto parecido al de los ogros de los cuentos o, mejor dicho, algo a medio camino entre un gato almizclero con alas y un monstruo apocalíptico.
El contrapunto de este santo era una pintura que debía de representar a la Santísima Trinidad. Por lo que se refiere a la paloma, el pintor poco podía hacer para estropearla; pintó un pájaro indefinido que tanto podía ser una paloma como una gallina faraona.
En cambio, el Dios Padre parecía un bandolero del salvaje Oeste, presentado a nuestro público por una sanguinaria película americana. El Hijo de Dios, por el contrario, era un joven alegre, con una barriguita redonda cubierta con alguna prenda semejante a un traje de baño. Parecía un deportista. En la mano llevaba una cruz, que sostenía con tanta elegancia como si fuera una raqueta de tenis.
Desde lejos, sin embargo, todo el efecto quedaba diluido y parecía un tren entrando en la estación. El significado del tercer cuadro era absolutamente imposible de adivinar. Los soldados se perdían en un mar de discusiones y se desvivían por resolver aquella adivinanza. Algunos creían que era un paisaje lírico de Bohemia. La cuestión es que debajo se podía leer esta inscripción: «Sancta Marta, Mater Dei, miserere nobis».
Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
Y Svejk, con la cara más inocente y la sonrisa más bondadosa y afable del mundo, contó al teniente el método de matar gatos; su exposición habría sido capaz de enviar al manicomio a todos los miembros de la asociación protectora de animales.
Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
- ¿Es difícil fotografiar una estación de tren?
- Es más fácil que cualquier otra cosa -respondió Svejk-porque no se mueve, permanece fija en el mismo sitio y no hay que pedirle que nos sonría.
Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
Svejk miraba al teniente Lukas con su mirada de siempre, llena de ardor y ternura, como si le quisiera decir: «Nos hemos vuelto a reunir, querido; ahora ya nada en el mundo podrá separarnos, palomita mía».
Y, como durante un buen rato el teniente siguió en silencio, los ojos de Svejk manifestaban una ternura afligida: «Bueno, pero dime algo tesoro ¿En qué piensas?».
Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
En sus oraciones, el honorable arzobispo de Budapest usaba frases agradables del tipo: «Dios bendiga vuestras bayonetas para que atraviesen las profundidades de los vientres enemigos. Que Dios todopoderoso dirija el fuego de los cañones sobre las cabezas de las planas mayores enemigas. Dios misericordioso haga que todos los enemigos se ahoguen en la sangre de sus propias heridas, heridas que abriréis vosotros».
Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
Todos los presentes recordaron para siempre la maldita vaca, si es que a aquel extraño fenómeno se le podía llamar vaca, y es probable que, si antes de la batalla de Sokal los comandantes hubieran recordado a la compañía 11 la vaca de Liskowate, los soldados se hubieran lanzado con sus bayonetas sobre el enemigo con escalofriantes gritos de rabia.
No había manera de preparar una sopa con aquella sinvergüenza de vaca. Cuanto más la hervían, más adherida se quedaba la carne a los huesos, hasta convertirse en una masa compacta, tiesa como un burócrata cuya vida es una rutina constante que se alimenta tan sólo de actos.
Al final Svejk, que, como ordenanza, mantenía una conexión constante entre la plana mayor y la cocina, y era el encargado de avisar cuando la cena estuviera lista, comunicó al teniente Lukás:
-Mi teniente, la vaca se ha convertido en porcelana. Tiene la carne tan dura que se podría cortar vidrio con ella. Al probarla, el cocinero Pavlícek se ha roto un diente y Baloun una muela.
Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
-Bien, pues para no dejar el tema -prosiguió Svejk-, en mi modesta opinión se tendrían que pronunciar discursos como los que nos daba el teniente Buchánek cuando los soldados caían a tierra durante las marchas, a toda la tropa, tal como lo hacía él. Durante los descansos nos hacía reunir a todos como pollos alrededor de la gallina y nos decía: «Granujas, no sabéis apreciar el hecho de caminar sobre el suelo porque sois una cuadrilla de bestias que dais ganas de vomitar. Os tendrían que hacer marchar sobre el Sol, donde una persona que en nuestro planeta pesa sesenta kilos pesa más de mil setecientos. Ya veríais como la diñabais, ¡cerdos! ¿Y qué haríais si vuestra mochila pesara más de doscientos ochenta kilos, casi tres quintales métricos, y el fusil dos quintales y medio? Resoplaríais y caminaríais con un palmo de lengua fuera, como unos perros reventados». Había entre nosotros un pobre maestro que se atrevió a tomar la palabra: «Con su permiso, mi teniente, sobre la Luna una persona de sesenta kilos pesa sólo trece. Allí haríamos unas marchas estupendas, porque la mochila pesaría sólo cuatro kilos. Sobre la Luna no caminaríamos, volaríamos». «Esto es horroroso», dijo el difunto teniente Buchánek, «me estás pidiendo que te dé una bofetada, bribón malnacido. Puedes estar contento de que te vaya a dar sólo una hostia terrestre, porque si te diera una lunar, siendo tan ligero volarías hasta los Alpes y te quedarías allí pegado. ¡Si te diera una de las pesadas, de las solares, tu uniforme se transformaría en una sopa y tu cabeza iría a parar a África!»
Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
-A sus órdenes -dijo Svejk-, yo también he observado que soy un poco corto de entendimiento, sobre todo al atardecer...
Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
El polaco de la escolta se comportaba de un modo muy aristocrático: no se preocupaba por nadie y se divertía él solo sonándose la nariz y tirando los mocos al suelo, empleando el pulgar derecho con una habilidad excepcional. Después extendía los mocos por el suelo con la culata del fusil y se secaba la culata mojada en los pantalones mientras murmuraba: «¡Virgen santa!».
Las aventuras del buen soldado Svejk, de Jaroslav Hasek
¡LECTURA RECOMENDADA POR LAS BOTAS, CHICOS!
3 balbuceos maníacos:
Pues ando desde hace un tiempo detrás de este libro....apuntado queda para mi lista, si señor, mordaz y crítico. Tiene muy buena pinta
¡¡ yo lo tengo !!
De hecho, está a medio leer, a ver si puedo un día sacar tiempo y me lo termino (aunque es un tocho enorme).
Lo pongo a la cola, un mes de estos caerá
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