Cómo hablas, cómo bebes, cómo comes... cómo piensas.

Si uno tiene la suerte de vivir en la comunidad catalana se encontrará con que no puede escolarizar a sus hijos en el idioma más adecuado para su aprendizaje según la UNESCO: tendrá que hacerlo en alguna de las dos maravillosas modalidades existentes: bilingüe (español y catalán, el perfidoalbionés está censurado) o en catalán con el castellano como asignatura; eso de escolarizar a los niños en castellano es, como todo el mundo sabe, de fachas y retrógrados, aunque para más de la mitad de la población catalana es su legua materna, habitual y de identificación, según el sospechosísimo de españolismo Institut de estadistica oficial de Catalunya. Ah, y si se le ocurre rotular en castellano únicamente puede recibir una simbólica multa de 10.000 € (importe aumentado recientemente !Que estamos en crisis!). Por supuesto, si no rotulas en castellano !No pasa nada!

Por otra parte, y en la práctica totalidad de la geografía ibérica (gracias, autonomías), se te puede multar por beber alcohol en la calle; ya sabes, ensucia, monta ruido y fomenta la alcoholemia. Sin embargo no te multarán por hacer el sonido ni por arrojar desperdicios (actividades que ya están reguladas y multadas independientemente); No: será por beber en la calle. Además, si haces un botellón de zumitos no pasa nada; la gente reunida tomando zumos no hace ruido ni genera desperdicios... (oh, wait!). Y menos mal que tenemos los bares; todo el mundo sabe que si las copas son a 7€ no se fomenta el alcoholismo: se fomenta el que la gente no salga de casa y se quede viendo la tele, que es lo que le pone al político estándar.

Todo esto viene a que hoy me he desayunado con esta noticia:

Obligatorio el desayuno catalán en hoteles de más de cuatro estrellas
Los hoteles de Barcelona que deseen tener cuatro estrellas deberán seguir al pie de la letra la nueva regulación del sector aprobado por la Generalitat en la que determina que los establecimientos de restauración tienen la obligación de ofrecer "productos de proximidad" en el desayuno, como el 'pa amb tomàquet'.

La guinda del pastel. La repanocha (por no decir tacos). No sólo cómo hablar y cómo beber; ahora también cómo comer. Y a todo el mundo le parece normal. Y nadie se queja. Y no es primer plana en ningún periódico.

La verdad es que no debería sorprenderme. En Valladolid tenemos la irónicamente llamada Ordenanza Municipal sobre Protección de la Convivencia Ciudadana (no intenten ver la página con Firefox: la accesibilidad y las nuevas tecnologías no son el fuerte del ayuntamiento de Valladolid como demuestra el hecho de que el PDF mencionado sea el documento impreso mal escaneado y no un archivo a partir de un procesador de textos). Como decía, dicha Ordenanza prohibe subirse a un árbol (artículo 9, punto 7), que tus plantas goteen al regarlas (artículo 14, punto 2), escupir al suelo (artículo 15, punto 1) y hasta oler mal (articulo 13). Además, por esta ley los camareros se vuelven policías municipales gratuitos (artículo 19, punto 1: Los propietarios o titulares de establecimientos de pública concurrencia, además de la observancia de otras disposiciones, están obligados a adoptar las medidas adecuadas para evitar actos incívicos o molestos de los clientes a la entrada o salida de los locales.) y los organizadores de conciertos y manifestaciones en basureros (Artículo 20). No es un caso aislado de prohibicionismo abusivo: en Barcelona, ciudad que se declara amiga del nudismo los comerciantes anejos a La barcelonta y a las Ramblas quiere imponer, so pena de multa, el vestuario aceptable en sus calles: nada de bermudas, ni de bikinis, ni de ir sin camisa.

Prohibir, prohibir, prohibir libertades inocentes, irrelevantes, prohibir como norma.Vivimos en un país en el que los políticos nos dicen cómo tenemos que hablar, que beber y hasta que comer; pero eso si, sólo alzaremos la voz si obstaculizan nuestro sagrado derecho a intoxicar a los demás con humo venenoso.

Panda de idiotas; mereeís que os esclavicen, pues ya pensaís como esclavos.