miércoles, 9 de marzo de 2011

El fundíbulo autodestructor de Cortés.

Hace poco les hablaba de la narcocatapulta. Hace mucho les hablaba del lanzallamas. Ahora les hablo del fundíbulo de cortés con botón de autodestrucción. Parece que este blog se está empezando a especializar en chistes sobre armas de asedio antiguas...
(...) El último uso militar del que queda constancia fue en 1521, cuando Hernán Cortés sitiaba la capital de los aztecas. Se le acabó la pólvora, y decidió el extremeño desempolvar el trabuquete. Pero fuera porque estaba desentrenada o averiada la máquina o fuera por la impericia o falta de práctica de los que la manejaban, su primer disparo salió fortísimo, elevó la piedra en vertical y en línea recta hacia arriba y cayó a plomo sobre el mismísimo artefacto lanzador, que quedó destrozado. Matado por el cañón, en resumen, el trabuquete se remató a sí mismo.
Leído en el libro de Arsenio e Ignacio Escolar en La nación inventada y confirmado por la omnisapiente Wikipedia. Hubiera dado mucho, mucho dinero, por ver la cara del poderoso Cortés, el ariete de los aztecas, el poderoso conquistador, el dios de los indios al ver cómo su máquina de asedio se destruía a si misma. La cara tuvo que ser, al menos, algo parecido a esto...

2 balbuceos maníacos:

Bambú dijo...

Ugh, eso duele

Syr dijo...

xDD No me puedo de creer que conserve todos los dientes

 


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